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Anibal Atayde

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Para la fecha actual el nombre “Aurelio Atayde” es sinónimo de calidad, espectacularidad e innovación circense. Sin embargo, dicho reconocimiento no surgió de la noche a la mañana, se ha construido y se sigue construyendo a través de cinco generaciones por más de 130 años. En cada generación de la familia Atayde (no se sabe si por tradición, mera coincidencia o porque el nombre marca el destino de los mismos) ha existido un Aurelio que sobresale de entre un mar de excelentes artistas y empresarios de la familia. Cada uno de ellos, ha dejado su huella en la forma en que la familia e incluso la comunidad circense observa, siente, proyecta y reproduce la tradición y la cultura circenses. A continuación les comparto breves relatos de la aportación que cada uno ha hecho tanto a la historia familiar como del circo.

DE REBELDÍA Y AMOR POR LA FAMILIA

Todo comenzó cuando Aurelio (El Fundador) y Manuel (ambos Atayde Guízar) de tan solo 8 y 10 años, escapan de la casa de su padre en Fresnillo, Zacatecas para irse con el circo de Tranquilino Alemán. Poco les duró la aventura, pues su padre Francisco Atayde los encontró poco tiempo después para darles una fuerte reprimenda y regresarlos a casa. A pesar del regaño y la desaprobación familiar, la magia del arte circense se había colado en lo más profundo del ser de los hermanos, fue entonces que, por iniciativa de Aurelio, decidieron dedicar sus noches y madrugadas en entrenar maromas y diversos ejercicios de trapecio. Con su sueño como guía, vuelven a escapar de casa, ahora con rumbo a la ciudad de México, donde encontraron finalmente y tras mucho esfuerzo e insistencia, trabajo como artistas en el circo Charini. Posteriormente se fueron de gira con los circos Ringling Bros y Sells-Floto en Estados Unidos. Ya con algo de reconocimiento y estabilidad económica logran convencer a su padre y toda su familia de que se les unan en el circo, los cuales aceptaron con esperanza y un sorpresivo orgullo.

Una vez reunida la familia, se cuenta que Aurelio propuso presentar un espectáculo propio, armado, dirigido y presentado por todos los integrantes de la familia. Si bien existe evidencia de que presentaban el espectáculo familiar desde 1879, por decisión de Aurelio, se toma el 26 de agosto de 1888 como la fecha oficial de la fundación del circo en memoria del fallecimiento de su hermano Refugio Atayde Guízar (tras un accidente en la pista). Si bien durante su vida, Aurelio Atayde sobresalió como un excelente músico y artista circense, desde la fundación del circo, por su empeño, talento, visión, amor y otras circunstancias, la familia lo erigió como líder al nombrarlo director general del circo y reconocerlo como el Fundador del circo y la tradición familiar.

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Para la fecha actual el nombre “Aurelio Atayde” es sinónimo de calidad, espectacularidad e innovación circense. Sin embargo, dicho reconocimiento no surgió de la noche a la mañana, se ha construido y se sigue construyendo a través de cinco generaciones por más de 130 años. En cada generación de la familia Atayde (no se sabe si por tradición, mera coincidencia o porque el nombre marca el destino de los mismos) ha existido un Aurelio que sobresale de entre un mar de excelentes artistas y empresarios de la familia. Cada uno de ellos, ha dejado su huella en la forma en que la familia e incluso la comunidad circense observa, siente, proyecta y reproduce la tradición y la cultura circenses. A continuación les comparto breves relatos de la aportación que cada uno ha hecho tanto a la historia familiar como del circo.

DE REBELDÍA Y AMOR POR LA FAMILIA

Todo comenzó cuando Aurelio (El Fundador) y Manuel (ambos Atayde Guízar) de tan solo 8 y 10 años, escapan de la casa de su padre en Fresnillo, Zacatecas para irse con el circo de Tranquilino Alemán. Poco les duró la aventura, pues su padre Francisco Atayde los encontró poco tiempo después para darles una fuerte reprimenda y regresarlos a casa. A pesar del regaño y la desaprobación familiar, la magia del arte circense se había colado en lo más profundo del ser de los hermanos, fue entonces que, por iniciativa de Aurelio, decidieron dedicar sus noches y madrugadas en entrenar maromas y diversos ejercicios de trapecio. Con su sueño como guía, vuelven a escapar de casa, ahora con rumbo a la ciudad de México, donde encontraron finalmente y tras mucho esfuerzo e insistencia, trabajo como artistas en el circo Charini. Posteriormente se fueron de gira con los circos Ringling Bros y Sells-Floto en Estados Unidos. Ya con algo de reconocimiento y estabilidad económica logran convencer a su padre y toda su familia de que se les unan en el circo, los cuales aceptaron con esperanza y un sorpresivo orgullo.

Una vez reunida la familia, se cuenta que Aurelio propuso presentar un espectáculo propio, armado, dirigido y presentado por todos los integrantes de la familia. Si bien existe evidencia de que presentaban el espectáculo familiar desde 1879, por decisión de Aurelio, se toma el 26 de agosto de 1888 como la fecha oficial de la fundación del circo en memoria del fallecimiento de su hermano Refugio Atayde Guízar (tras un accidente en la pista). Si bien durante su vida, Aurelio Atayde sobresalió como un excelente músico y artista circense, desde la fundación del circo, por su empeño, talento, visión, amor y otras circunstancias, la familia lo erigió como líder al nombrarlo director general del circo y reconocerlo como el Fundador del circo y la tradición familiar.

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